sábado, 9 de abril de 2011

The story of a chick

Hola, me llamo Dougie y soy un pollito de peluche. Para presentarme mejor, prefiero contaros mi historia desde el principio.


Era un caluroso día de verano y mi rutina era la misma ya hacía unos meses. Por la mañana el dueño de la tienda en la que estaba, abría el negocio y arreglaba un poco los peluches y demás juguetes. 


Me pasaba más de cinco horas mirando como la gente pasaba por delante mía y ni siquiera me miraba, ese era el momento en el que me sentía despreciado, me sentía la mierda más grande del mundo, sentía que nadie me quería, y sí, así era. 


La mayoría de peluches que estaban a mi lado se vendían sin ningún problema, en cambio, yo, llevaba ya más de dos meses ahí, y nadie me compraba, ni siquiera me miraba.


Ya había perdido la esperanza, cuando un día una niña pequeña, de unos ocho años como mucho, con pelo largo y rubio, ojos marrones y muy grandes, se quedó mirándome con cara de curiosidad. Sonrió después de casi dos minutos mirándome y me cogió. Me cogió con cariño y delicadeza.. algo que nunca había experimentado. Por primera vez en mi vida me sentía bien.


La niña se dirigió hacia una persona mayor, al parecer, su abuela. Ella me miró con cara de asco, volvía a sentirme una mierda, como normalmente.


-Abuela, yo quiero éste peluche, es un pollito muy bonito -sonrió- por favor.
-Kelly, ese muñeco está viejo y sucio, además es muy feo, búscate otro más bonito.


Y sí, en ese momento me sentí mucho peor que normalmente, ahora esa señora había demostrado que lo que yo pensaba era verdad. Era una mierda.


-Abuela, nada de lo que has dicho es verdad. Éste pollito es precioso, y yo solo lo quiero a él.
-Kelly, no seas caprichosa, por favor.
-Abuela, voy a ser caprichosa si quiero. Solo quiero que me compres éste pollito. Por favor.
-Venga, vale.. vamos a pagarlo. -la abuela suspiró-.


Kelly.. esa niña me había echo sentir bien, muy bien, genial, espectacular.. algo que jamás había experimentado. 


Cuando llegamos a la casa de Kelly, lo primero que hizo ella fue ir corriendo a saludar a un hombre, el que seguramente era su padre. 
Tengo que admitir que la imagen era bastante.. preciosa.


Después de dar un abrazo y un beso a su padre, Kelly me mostró a su padre. Se pude decir.. que nos presentó.


-Papá, mira éste es.. Dougie, es mi pollito de peluche, me lo ha comprado la abuela. Dougie, éste es mi papá -sonrió-.
-Eh.. sí, muy bonito nombre y peluche.. 


Su tono no me convencía mucho, y las miradas que me echaba tampoco. Eran miradas de desprecio, llenas de odio y asco. ¿Qué le había hecho yo? Solo era un pollito de peluche.


Después de un rato, Kelly me llevó a lo que parecía su habitación. Una típica habitación de una niña pequeña. Paredes y techo pintados de rosa, cama llena de peluches, muñecas por todos sitios, un pequeño escritorio en el que había un.. ¿diario?


Kelly me dejó encima de su cama y fue corriendo a buscar algo. 
Cuando volvió traía un bote lleno de algún líquido, le quitó la tapa y empezó a echármelo por encima. Olía muy bien, así que era colonia. 


Después de echármelo por cada rincón de mi cuerpo de pollito lo volvió a tapar y lo dejó encima de la cama.
Me cogió y empezó a acariciarme, caricias suaves y delicadas, con todo el cariño con el que podían ser dadas.


Cuando se cansó me volvió a dejar en la cama y se quedó mirándome a mí y a los demás peluches con cara de ternura. 
Tengo que decir, que Kelly era demasiado adorable.




Después de casi un año sigo aquí, en la casa de Kelly, tan feliz y cuidado como el primer día. 
Kelly me hacía sentir bien y querido, cosa que me encantaba experimentar. 
Dougie, el pollito de peluche, era feliz.